Son múltiples y amplias las rutas comerciales que se extendieron entre Europa y Asia durante la Edad Media. El intercambio cultural, a través de rutas casi legendarias como la ruta de la seda, fue lento pero constante.  Al otro extremo de Europa florecía el llamado comercio oriente, los imperios turcomanos y musulmanes. Y Por su parte India prolongaba otra Edad Dorada y China asentaba su preeminencia cultural.

De ahí que los navegantes y comerciantes europeos indagaban las mil y un maneras de llegar a las islas del Océano Índico. También, hacia los ricos humedales bañados por el azul Océano Pacífico. En el camino se encontraban riquezas jamás vistas en su continente. Maravillas naturales y productos de lujo con los que buscaban enriquecerse de regreso a Europa.

El Comercio Oriente Medio, en pleno surgimiento de los califatos omeyas y abasíes, se llevó a cabo entre los tres océanos de una forma natural. Y el norte de África se mantuvo en contacto permanente con la cuenca mediterránea europea.

En plena transición y en un tiempo de desarrollo progresivo tanto técnico como económico en Europa, las rutas comerciales cobraron relevancia. Favoreciendo de esta forma, el surgimiento de pequeñas potencias financieras y de ciudades feriales con una gran proyección.

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Tipo de comercio

Aunque hoy bajo el término especias le concierne a especies herbáceas, que se utilizan en muchas ocasiones como condimentos, durante siglos se usaba el término para referirse  a plantas originarias del extremo oriente. Más precisamente a las que llegaban de las Islas Molucas, conocidas como Islas de las Especias.

El uso de estas plantas no era sólo como condimento alimentario, sino que en ocasiones formaban parte de preparados para uso medicinal. Según referencias de autores griegos y romanos, estas especias que venían de Asia estaban presentes en los lujosos banquetes de las familias más poderosas. El comercio oriente medio era ineludible para los europeos

Incluido su uso para aromatizar los vinos que consumían. También en los ungüentos que se aplicaban después de balarse o en los perfumes más caros. De igual forma las usaban en los inciensos que se quemaban en los templos o en las medicinas que recetaban los médicos.

El prestigio de estas sustancias se ha querido explicar también por las limitaciones que sufrìa Europa en aquella época. Cuando todavía no conocía el té, el café ni el chocolate y casi son disponía de azúcar. Si a esto se suma la carencia de cualquier medio para conservar frescos los alimentos, en especial la carne, los alimentos se consumían en ocasiones en un estado no muy agradable para el paladar.

Se usaba un poco de pimienta, clavo o canela, solo lo suficiente para aromatizar el producto y hacerlo comestible. Las especies eran del comercio oriente, lo que habitualmente se comercializaba para agradar la mesa a las familias europeas

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El comercio de especias hasta la Edad Media

El comercio con estas sustancias comenzó probablemente hace milenios y hay escritos que dan constancia de ello. Como por ejemplo, relatos del Antiguo Testamento donde aparecen caravanas de comerciantes de especias en dirección a Egipto. Estas caravanas traían hacia occidente el clavo y la pimienta de la India. La canela y la nuez moscada de las Islas Molucas o el jengibre de China.

En la Edad Media el comercio de especias estaba en manos de los árabes que las compraban en la India. Luego las transportaban hasta los puertos del Mediterráneo oriental. Donde se las revendían a comerciantes italianos que iniciaban su distribución por toda Europa.

El negocio tenía tales dimensiones que los árabes procuraron mantener siempre a los comerciantes europeos fuera de sus rutas comerciales. Así evitaban cualquier competencia. A su vez los comerciantes italianos mantenían el monopolio de las especias en Europa.

Las complicaciones de la ruta desde Asia eran innumerables, tanto por tierra como por mar. Si era por tierra, entonces era necesario atravesar desiertos, montañas y altas mesetas llenas de peligros. Mientras que si era por mar, se recorrían enormes distancias, expuestos a huracanes, piratas. Además de que los barcos no eran muy seguros.

Todos estos factores levaban el precio de las especias, que pasaban además muchos intermediarios. Y en cada paso elevaban sus precios, antes de llegar a los consumidores europeos.

Para tener una idea de la cotización de estos productos puede decirse que en la Edad Media un pequeño saco de pimienta valía el salario de un trabajador durante toda su vida. La pimienta se contaba grano a grano y en ocasiones, llegó a utilizarse inclusive como moneda o forma de pago. De tal manera que el comercio oriente de especias fue muy significativo en esa época.

Las especias y  los descubrimientos de la época

La atracción por el negocio de las especias fue lo que puso en marcha los grandes descubrimientos de los siglos XV y XVI. Cuando los portugueses intentaron asir el negocio, buscando una ruta a «Las Indias». Diferente a la que musulmanes e italianos mantenían desde hacía siglos.

Sólo por la irresistible atracción del negocio de las especias se entiende el enorme sacrificio tanto en vidas humanas como dinero, que harían las coronas de Portugal y España. Cuando Vasco de Gama llego a la India culminando un siglo de esfuerzos portugueses, su viaje puso en manos de su país una enorme fuente de riqueza.

Algunos años antes Colón había intentado llegar a las especias viajando hacia el oeste. Asimismo, las especias fueron también el objetivo de la expedición de Magallanes. Quien lo intentó viajando hacia el oeste. Lo que lo llevo a la primera circunnavegación del planeta.

En las décadas siguientes se desataron luchas por el control de este comercio. Así durante el siglo XVI estuvo bajo control portugués. Mientras que España se entretenía con el oro y plata de América. Luego, en el siglo XVII fueron los holandeses quienes transportaron las especias a puertos europeos.

La ruta portuguesa de Vasco de Gama hizo bajar inmediatamente el precio de las especias. En esta larga y peligrosa ruta, se evitaban los intermediarios. Sin embargo, pese al peligro, el negocio siguió siendo interesante durante siglos.

Sólo durante los siglos XIX y XX el progreso de los transportes sumado a otros factores, hicieron que bajaran el precio de las especies. Por una parte, varios países europeos consiguieron aclimatar algunas de estas especies en otros continentes. Por ejemplo el clavo hoy crece en África y la nuez moscada en América.

Allí se cultivan masivamente lo que hizo bajar el precio de las especias. Hasta llegar al punto de que varias de ellas como el clavo, la canela o  la pimienta en especial, son muy baratas.

Es difícil creer hoy día que por causa de las especias, se organizaran algunas de estas arriesgadas expediciones. El balance del interés de los europeos por las especias y sus consecuencias, se advierte al conocer  la opinión de algunos historiadores. Quienes consideran que estos viajes de exploración en busca de las especias, fueron el inicio de una economía de ámbito mundial.

Europa, el Extremo Oriente y América, hasta entonces económicamente desconectadas,  después de estos eventos, realizaron crecientes intercambios comerciales.

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