Un terremoto de magnitud 6,2 en la escala de Richter estremeció la costa occidental de Turquía durante la madrugada del lunes, dejando a miles de personas en alerta y provocando daños materiales en varias localidades. 

El sismo, que tuvo su epicentro en el mar Egeo, fue lo suficientemente fuerte como para sentirse en ciudades lejanas como Esmirna y Bodrum, generando momentos de pánico entre los habitantes que evacuaron sus viviendas ante el riesgo de posibles réplicas.

Las autoridades turcas activaron inmediatamente los protocolos de emergencia. Aunque no se han reportado víctimas fatales, sí hubo al menos una decena de personas con lesiones menores y numerosos reportes de edificios agrietados. 

Equipos de rescate, bomberos y personal de salud trabajaron durante horas para evaluar la magnitud real del impacto. Este nuevo terremoto vuelve a poner en evidencia la fragilidad sísmica de la región, que históricamente ha sufrido fuertes movimientos telúricos.

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¿Cómo fue el peligroso terremoto en Turquía?

El terremoto se registró alrededor de las 04:30 hora local, con epicentro a 10 kilómetros de profundidad en las aguas del mar Egeo, frente a las costas de la provincia de Mugla. Su intensidad hizo que el movimiento se sintiera con fuerza en un radio de más de 200 kilómetros. 

Las sacudidas duraron cerca de 30 segundos, pero fueron suficientes para causar pánico generalizado entre la población.

Varias cámaras de seguridad captaron escenas de caos: muebles cayendo, cristales rompiéndose y personas saliendo apresuradamente de sus hogares. En algunas localidades se cortó momentáneamente el suministro eléctrico, lo que dificultó las tareas de emergencia en los primeros minutos tras el sismo.

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Localidades más afectadas

Entre las zonas más golpeadas por el sismo se encuentran Bodrum, Marmaris, Datça y Fethiye. En estas ciudades se reportaron daños estructurales en edificios residenciales, locales comerciales e incluso hospitales. Algunos centros escolares sufrieron desprendimientos de revestimientos, lo que obligó a suspender clases de manera preventiva.

En Bodrum, una ciudad costera muy visitada por turistas, varios hoteles evacuaron a sus huéspedes como medida de precaución. En tanto, en Marmaris, se reportaron pequeñas grietas en el muelle principal, aunque no se produjo ningún incidente marítimo grave.

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Respuesta inmediata del gobierno

El gobierno turco, a través de la AFAD (Autoridad de Gestión de Desastres y Emergencias), desplegó equipos especializados para realizar inspecciones estructurales y brindar asistencia a los damnificados. 

Las autoridades confirmaron que los sistemas de alerta sísmica funcionaron correctamente y que no se emitió alerta de tsunami, aunque sí se monitorearon las costas por precaución.

El presidente Recep Tayyip Erdoğan envió un mensaje de apoyo a la población afectada y aseguró que se tomarán medidas para fortalecer las infraestructuras críticas en zonas vulnerables a movimientos telúricos.

Réplicas y riesgos a corto plazo

Horas después del terremoto principal, se han registrado al menos cinco réplicas, la más fuerte de ellas con una magnitud de 4,3. Si bien estos movimientos han sido de menor intensidad, las autoridades han advertido que no se debe bajar la guardia, ya que es común que los sismos de esta magnitud vayan seguidos de nuevos temblores durante varios días.

Los expertos sísmicos del Instituto Kandilli han reiterado la necesidad de revisar edificaciones antiguas y reforzar estructuras en regiones cercanas al epicentro, ya que muchas construcciones no cumplen con los estándares modernos de seguridad antisísmica.

Contexto sísmico de Turquía

Turquía se encuentra sobre varias fallas tectónicas activas, lo que la convierte en uno de los países con mayor actividad sísmica del mundo. 

Este terremoto se suma a una larga lista de eventos telúricos que han afectado al país, incluyendo el devastador sismo de febrero de 2023, que dejó miles de víctimas y evidenció fallos en la planificación urbana y en la calidad de algunas construcciones.

Los especialistas advierten que la preparación y la educación sísmica deben ser una prioridad nacional. En ese sentido, las autoridades locales han empezado a implementar simulacros y campañas informativas en colegios y barrios.